El filósofo y economista alemán Karl Marx (1818-1883).
Marx y el materialismo dialéctico.
En 1848, poco antes de estallar la revolución, dos alemanes emigrados en París, Marx y Engels, publicaron un folleto titulado Manifiesto Comunista, en el que exponían los principios de una nueva teoría socialista:
· La lucha de clases es el motor de la Historia.
· El proletariado debe organizarse para acabar con la burguesía.
En contraposición a los socialismos utópicos, al marxismo se le llamará socialismo científico, porque parte de una realidad económica y social concreta para establecer después unas leyes y unas reglas de conducta y acción.
Para Marx la economía es el fundamento de la Historia y la sociedad se articula en función de las relaciones de producción (materialismo histórico).
Marx considera que la acumulación de capital permite la reproducción del sistema de producción capitalista, de resultas de la plusvalía producida por los trabajadores y apropiada y no consumida por los capitalistas. La “acumulación originaria” inicia la destrucción de las relaciones sociales del modo de producción feudal y precede y asegura el paso al capitalismo.
Los hombres no viven ni actúan aislados, sino formando grupos sociales diferentes, que siempre se han enfrentado y han luchas entre sí (lucha de clases). De la lucha entre proletariado y burguesía debe salir la destrucción del sistema capitalista y la conquista del Estado por parte del proletariado. El capitalismo quedará desmontado cuando desaparezca la propiedad privada de los medios de producción. Entonces desaparecerán las clases sociales, todos los hombres serán iguales y ya no habrá más lucha de clases. Esto se conseguirá mediante una etapa previa de dictadura del proletariado y cuando esto esté conseguido, el Estado podrá desaparecer.
Sus teorías se aplican incluso a la estética: Morpurgo-Tagliabue (La estética contemporánea, 1971) nos explica que ya Marx se preguntaba que si el arte es un fenómeno social, ¿cómo puede seguir siendo válido después de la desaparición de su sociedad? La respuesta es que el arte posee una cierta autonomía respecto a la sociedad, pues desarrolla una dinámica propia.
Las consecuencias del marxismo.
El marxismo alcanzó gran difusión entre el proletariado europeo y llegó por primera vez al poder en Rusia, mediante la revolución de 1917. La I Asociación Internacional de Trabajadores fue la organización que lo difundió.
Por otro lado, la vertiente reformista del movimiento obrero, reuniendo las tesis de los socialistas utópicos (sobre todo los cartistas) y del marxismo, y con la acción de los partidos obreros (laborista en Gran Bretaña, socialdemócrata en Alemania y Austria) y del sindicalismo, consiguió importantes mejoras, sobre todo desde que la amenaza revolucionaria convenció a los burgueses de que había que hacer concesiones. Mejoraron los salarios, los seguros sociales, disminuyeron las horas de trabajo, etc.
La vertiente económica.
El socialismo científico es iniciado por Marx ( auxiliado por Engels), que explica la evolución del capitalismo en base a las propias fuerzas internas del sistema. Abre camino a una serie de economistas socialistas posteriores (en especial la escuela austramarxista), que seguirán las ideas marxistas y desarrollarán una teoría económica sobre el imperialismo, pero esto ya es a principios del siglo XX, con Hobson, Hilferding, Lenin, Bujarin, Luxemburgo.
Marx distingue dos categorías de valor-trabajo:
-Valor de uso: definido por su utilidad.
-Valor de cambio: definido por el tiempo necesario socialmente para producirlo.
Hay una sola mercancía cuyo valor de uso es superior al de cambio: el trabajo. Esto es porque el empresario se queda con la diferencia entre el valor de uso y de cambio: la plusvalía.
Marx da un lugar central en su pensamiento al concepto de plusvalía, en un doble sentido: por un lado, significa el trabajo hecho por los proletarios y apropiado por los capitalistas, y, por el otro, el excedente total del sistema. Es, pues, la categoría fundamental del modo de producción capitalista, al ser el origen de la acumulación de capital.
Respecto a la teoría de la plusvalía como valor trabajo (primer sentido), Marx intentaba salvar el problema de la existencia de sectores con capitales fijos distintos, lo cual hace que no haya correspondencia entre las cantidades de trabajo y los precios.
De la plusvalía (segundo sentido) depende la acumulación de capital, y de esta la demanda de fuerza de trabajo y la aplicación de técnicas que ahorran trabajo para mantener la tasa de plusvalía.
Explica los procesos de crecimiento y de crisis por las contradicciones entre la creciente capacidad productiva y el más reducido crecimiento del consumo proletario o entre los que poseen bienes de producción y los que no los poseen.
Conclusión.
Sus facetas de filósofo, historiador y economista le llevaron a una sistematización original y revolucionaria, que le convirtieron en padre ideológico del socialismo y el comunismo. La teoría del materialismo dialéctico ofreció una poderosa herramienta intelectual para el análisis de la realidad aplicada a la historia, al revelar la importancia de las estructuras materiales de la sociedad para la comprensión de las superestructuras ideológicas de cada época, de modo que el hombre y su conciencia serán el resultado de su interacción con el mundo.
La actualidad de Marx.
Manuel Rodríguez Rivero en Estatuas la ‘marx’ de vivas. 1. Rojeces [“El País” Babelia 1.381 (12-V-2018)] comenta la actualidad de las publicaciones sobre Marx y en especial la biografía de Gareth Stedman Jones:
‹‹¡Los doscientos de Marx y nosotros con estos pelos neoliberales! Mientras en Tréveris, patria chica de uno de los judíos más célebres del XIX (incluido Freud), erigen la estatua de cinco toneladas (regalada por los chinos) del padre espiritual de todos los marxistas (aunque él insistía en que nunca lo había sido), los descendientes “del Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes” se siguen preguntando qué Marx es Marx. ¿Es el “humanista radical” de los Manuscritos de 1844 que tanto recelo despertaron en la ortodoxia soviética cuando fueron descubiertos en 1932?; ¿el periodista comprometido del "Rheinische Zeitung"?; ¿el filósofo de la totalidad que acabó de perfilar Engels tras la muerte del amigo al que mantuvo económicamente?; ¿el teórico de los socialdemócratas que brindaban por la guerra en 1914?; ¿el maestro de Lenin y Stalin, el referente teórico de Pol Pot? ¿Qué queda de Marx hoy? ¿Vuelve el marxismo, como temen conspicuos banqueros nada sospechosos de rojerío, a cuenta de la frenética automatización que (también) se traduce en pérdida de trabajos y estancamiento de los salarios? ¿Qué hay de marxista en la vía china de Xi Jinping —mano de obra domesticada y satisfecha, crecimiento económico estratosférico, y desaforado consumo capitalista—, en la ensimismada unanimidad de los súbditos de Kim Jong-un, en las magancerías políticas de Nicolás Maduro, en el ultranacionalismo de la CUP? ¿Hay un solo Marx que evoluciona a través de las catastróficas derrotas de las causas que sostuvo (1848, 1871) o hay un Marx “antimarxista”, como opinaba Althusser a propósito de los Manuscritos? Karl Marx, ilusión y grandeza (Taurus), del historiador de las ideas Gareth Stedman Jones (discípulo del marxista E. P. Thomson, y miembro durante un tiempo del consejo editorial de New Left Review), trata en su imponente biografía de descifrar al hombre más que al marxismo, algo muy de agradecer. Como su más moderado colega estadounidense Jonathan Sperber en su Karl Marx (Galaxia Gutenberg), subtitulada muy intencionadamente “una vida del siglo XIX”, Stedman Jones se ha beneficiado de fuentes poco transitadas (o deliberadamente ignoradas) por biógrafos y hagiógrafos anteriores. Como, por ejemplo, el “Fragmento sobre las máquinas”, garabateado (en 1858) en un cuaderno de notas, y olvidado durante mucho tiempo, en el que se muestra un Marx visionario que apunta a la posibilidad de que en un futuro las máquinas hicieran la mayoría del trabajo, por lo que el capitalismo —basado en la plusvalía “arrancada” a los trabajadores— no sobreviviría a la entonces superflua mano de obra humana: aquí tenemos a otro Marx, sin duda cercano. Stedman Jones nos presenta, en mayor medida que Sperber, un Marx inmerso en la historia cultural de su tiempo, un pensador y un revolucionario (no hay que olvidarlo) que se adelantó a explicar no solo lo dinámico y transformador del capitalismo, sino también lo destructivo y lo inhumano. Por cierto, si algún improbable lector/a de esta columna apaisada quiere hacerse una idea de los muchos Marx que hay en Marx sin necesidad de sumergirse en los 72 volúmenes hasta ahora publicados de las Marx-Engels-Werke, les recomiendo vivamente la muy asequible antología editada por Constantino Bértolo Karl Marx: Llamando a las puertas de la revolución (Penguin Clásicos). Y para terminar: sí, es cierto; en nombre de Marx se han cometido muchos crímenes, de los que él no es responsable. Como tampoco, mutatis mutandis, es razonable responsabilizar a Cristo de los que se han cometido en el suyo.››
Películas.
El joven Karl Marx (2017). Alemania. 118 minutos. Dirección: Raoul Peck. Intérpretes: August Diehl. Stefan Konarske y Vicky Kneps. Reseña (cinematográfica) de Costa, Jordi. La revolución de las ideas. “El País” (19-I-2018). Es una película con combates dialécticos en el lugar de las escenas de acción. / Reseña (histórica) de Rendueles, César. ‘El joven Karl Marx’ en el Halcón Milenario. “El País” (28-I-2018).
Libros de Marx. Ediciones recientes.
Marx, Karl; Engels, Friedrich. El manifiesto comunista. Prólogo de
Yolanda Díaz. Galaxia Gutenberg. 2021. Prólogo: El poder transformador de ‘El manifiesto comunista’. “El País”
Ideas 330 (5-IX-2021).
Marx, Karl. Llamando a las puertas de la revolución. Trad. e introd. de Constantino Bértolo. Debolsillo. 2017. 929 pp. Compilación de ensayos.
Marx, Karl. El capital. Trad. de Pedro Scarón. Siglo XXI. 2017 (revisión de 1ª trad. en español en 1975, 8 vs.). 3 vs. 2.776 pp.
Libros de otros.
Arias Maldonado,
Manuel. Nostalgia del soberano. Los Libros de la Catarata. 2020. 182 pp.
Reseña de Cebrián, Juan Luis. Cómo el populismo se apodera del pueblo.
“El País” Babelia 1.486 (16-V-2020). Cebrián golpea a los populistas PSOE y
Podemos, unas amenazas al sistema liberal, y ni siquiera menciona a Vox, PP y
Cs.
Jappe, Anselm. Las aventuras de la mercancía. Trad. de Diego L. Sanromán. Pepitas de Calabaza. 2016. 304 pp.
Stedman Jones, Gareth. Karl Marx. Ilusión y grandeza. Trad. de Jaime Collyer. Taurus. 2018. 887 pp. El catedrático de Historia de las Ideas de la Universidad de Londres publica una biografía de referencia. Reseña de Rojo, José Andrés. Crónica de la ilusión comunista. “El País” (5-IV-2018). / Cervera, César. Gareth Stedman Jones. ‘Karl Marx no hubiera aceptado la interpretación que se ha hecho de su obra’. “ABC” (5-IV-2018). / Rodríguez Rivero, Manuel. Estatuas la ‘marx’ de vivas. 1. Rojeces. “El País” Babelia 1.381 (12-V-2018). / Elorza, Antonio. Buscando a Marx desesperadamente. “El País” Babelia 1.381 (12-V-2018).
Wheen,
Frances. Karl Marx. Debate. Madrid. 2000. 366 pp. Biografía
apologista.
Artículos de otros.
Rendueles, César. Todos los Marx que hay en Marx. “El País” Babelia 1.351 (14-X-2017). Renovado interés por el pensador alemán, con nuevos ensayos y reediciones, como efecto de la Gran Recesión iniciada en 2008.
Elorza, Antonio. Fragmentos
de Marx. “El País” (25-V-2018). Las ideas de Marx derivaron en
totalitarismo.
Gordo, Alberto. Isaiah
Berlin. El pensamiento en libertad. “El Cultural” (8-VI-2018). Referencia
crítica de Berlin a Marx.
Gil Calvo, Enrique. El
contradictorio legado de Marx. “El País” (28-VIII-2018).
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