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miércoles, 8 de julio de 2020

La Filosofía ática: Sócrates, Platón, Aristóteles.

LA FILOSOFÍA ÁTICA.
Los filósofos áticos.
En el siglo transcurrido desde el término de las guerras médicas (449 aC) y la muerte de Alejandro (323 aC) se introdujo la filosofía en la Grecia metropolitana y, más especialmente, en Atenas. Sócrates, Platón y Aristóteles vivieron en esta época y su aportación a la tradición filosófica de Occidente fue particularmente importante.

SÓCRATES.
El filósofo griego Sócrates (470-399): su vida. La cuestión socrática.

Retrato de Sócrates. Copia romana de un original griego.

Sócrates: vida.
Sócrates (c. 470-c. 399 aC) es considerado el fundador de la filosofía moral y ha tenido gran peso en la posterior historia de la filosofía occidental por su influencia sobre Platón y otros pensadores.
La biografía de Sócrates es incierta en muchos puntos.
Se cree que nació en Atenas, hijo de una comadrona, Fenareta, y de un escultor, Sofronisco, emparentado con Arístides el Justo.
Recibió una educación tradicional en literatura, música y gimnasia. Ya mayor, estudió la retórica y la dialéctica de los sofistas, y se empapó de las especulaciones de los filósofos jónicos y la fértil cultura de la clásica Atenas de Pericles.
De joven continuó el trabajo de escultor de su padre, y al parecer realizó un conjunto escultórico de las tres Gracias que permaneció en la entrada de la Acrópolis ateniense hasta el siglo II aC.
Se tiene por cierto que participó como hoplita en las batallas de Samos (440), Potidea (432), Delio (424) y Anfípolis (422), y que fue amigo de Aritias y de Alcibíades, al que salvó la vida en una de dichas batallas.
Se describe la apariencia física de Sócrates como un hombre de escasa estatura, rechoncho y de vientre prominente, de aspecto poco agraciado con sus ojos saltones y labios gruesos, y además desaliñado en la limpieza y el vestir.
Pero si físicamente era poco atractivo en cuando rompía a hablar podía ser inconmensurablemente encantador y alcanzó una gran popularidad, por su audacia y dominio de sí mismo, verbo fácil y agradable, aprecio por la vida y la amistad, e inteligencia extraordinaria, con un sentido del humor agudo pero desprovisto de sátira o cinismo.
Se casó, a una edad madura, con Xantipa (o Jantipa), quien le dio dos hijas y un hijo. La tradición más crítica ha perpetuado el tópico de una esposa brutal, incluso soez, siempre enojada ante la actividad poco lucrativa del marido, que ella confundía con la pereza.
Durante la guerra del Peloponeso contra Esparta, sirvió como soldado de infantería, con reconocida valentía, en las batallas de Potidea (432-430 a.C.), Delio (424 a.C.) y Anfípolis (422 a.C.). Estas fueron sus únicas ausencias de Atenas.

La cuestión socrática.
La cuestión socrática es el problema de hasta qué punto es histórico el retrato platónico de Sócrates.
Dos especialistas británicos, J. Burnet y A.E. Taylor, defendieron (a principios del siglo XX) que el Sócrates de los diálogos platónicos es, en lo esencial, el Sócrates histórico, de modo que las teorías que Platón pone en sus labios fueron sostenidas realmente por él. Pero ya desde los años 1930 (con Grube y otros autores) y en la actualidad se considera que el personaje humano sí es fiel, así como su método mayéutico de constante interrogación, pero que las teorías son completamente platónicas.


La muerte de Sócrates y la democracia ateniense.


Jacques-Louis David. Muerte de Sócrates. Una obra maestra del neoclasicismo, que exalta el sacrificio del individuo por el bien de la comunidad.

Sócrates fue un patriota y un hombre de profundas convicciones religiosas, muy obediente con respecto a las leyes de Atenas y aunque se supone que trató en sus diálogos los grandes temas políticos de su época, en general evitaba la política cotidiana de la ciudad, frenado por lo que él llamaba una advertencia divina.
No obstante, finalmente Sócrates se enemistó con el partido de los demócratas, que habían recuperado el poder después de una breve etapa de dominio aristocrático impuesto en Atenas por los espartanos tras la guerra del Peloponeso. Los motivos eran varios: la amistad de Sócrates con importantes aristócratas, como sus discípulos Alcibíades o Critias (el tirano); su conducta irreverente respecto a las costumbres y las creencias religiosas oficiales de los atenienses; y sus duras críticas a los peores aspectos del sistema político del Estado ateniense.
En el 399 aC fue acusado de despreciar a los dioses del Estado y de introducir nuevas deidades, una referencia a la voz interior mística (el daemonion) a la que Sócrates aludía, y también fue acusado de corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia ateniense.
Fue acusado de impiedad y de corromper a la juventud. Platón recoge en su Apología de Sócrates lo esencial de la defensa que hizo de sí mismo, una valiente reivindicación de toda su vida.
Fue condenado a muerte. Pero la sentencia sólo logró una escasa mayoría, lo que favorecía su posterior recurso, de manera que si hubiera pedido clemencia a cambio de una cuantiosa multa (que sus amigos hubieran pagado sin problemas), probablemente hubiera salvado su vida. Pero era no conocer a Sócrates, que hizo una réplica tan irónica respecto a su sentencia, proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un hombre dotado de una misión filosófica, que enfadó más a los miembros del tribunal, de modo que se decidió repetir la votación, y esta vez hubo una mayoría mucho más abultada.
El filósofo pudo eludir la condena, pues sus amigos le exhortaban a huir y lo hubiera logrado con facilidad, pero prefirió acatar la condena, pues sus convicciones éticas como ciudadano le obligaban a cumplir las leyes de la ciudad, aunque fueran injustas. Sócrates consideraba que con mucho lo peor era la ausencia de una ley y decidió ser consecuente con su doctrina hasta el fin. Pasó sus últimos días de vida con sus amigos y seguidores, como se recoge en el diálogo Fedón de Platón, y durante la noche cumplió su sentencia, bebiendo una copa de cicuta según el procedimiento habitual de ejecución. 

Las fuentes directas sobre Sócrates.
Las fuentes directas más próximas son tres: el historiador Jenofonte, el comediógrafo Aristófanes y el filósofo Platón.
El conservador Jenofonte quizá no consiguió comprender muchas de las doctrinas de Sócrates y le retrató como un sabio absorbido por la idea de identificar el conocimiento y la virtud, pero con una personalidad en la que no faltaban algunos rasgos un tanto vulgares.
El también conservador Platón atribuyó sus propias ideas a su maestro en sus Diálogos, donde le concedió el papel principal, con una imagen que parece a veces excesivamente idealizada, y por ello en los Diálogos platónicos resulta difícil distinguir cuál es la parte que corresponde al Sócrates histórico y cuál pertenece a la filosofía de su discípulo.
En cambio, el progresista Aristófanes le lanzó sátiras en su comedia Las nubes (423), donde se le identifica caricaturescamente con los demás sofistas como un engañoso artista del discurso, el dueño de una “tienda de ideas” en la que se enseñaba a los jóvenes a hacer que la peor razón apareciera como la razón mejor.

El método socrático: la mayéutica.
En realidad, aunque en su tiempo se consideró a Sócrates como un sofista, se aleja del prototipo en que no dejó doctrina escrita, pues creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura.
Sócrates se dedicaba a deambular por las plazas y los mercados de Atenas, donde dialogaba con sus amigos e interrogaba a todo aquel que quisiera escucharle (mercaderes, artesanos o campesinos), tomándolos como interlocutores.
Nacía así el método denominado mayéutica  (arte de “alumbrar” los espíritus), que él comparaba al arte que ejerció su madre comadrona: se trataba de llevar a un interlocutor a alumbrar la verdad, a partir de sus propios razonamientos, pues Sócrates entendía que estaba alojada ya en el alma de los hombres.
El primer paso para alcanzar el conocimiento, y por ende la virtud (pues conocer el bien y practicarlo eran, para Sócrates, una misma cosa), consistía en la aceptación de la propia ignorancia.
Desde esta base de razonamiento crítico abierto a la interrogación y la aceptación de otra verdad, surgía la verdad, mediante largas discusiones llenas de continuas preguntas y repreguntas, en las que Sócrates actuaba como conductor más que contestando a sus interlocutores. Su lógica, basada en la discusión racional tenía como fin la búsqueda de definiciones generales, principalmente sobre el bien, esto es la moral.

La ética socrática: la cuestión del bien.
La aportación más importante de Sócrates a la filosofía ha sido como fundador de la ética, conocida como la filosofía moral o axiología.
Sus predecesores se habían concentrado en las preocupaciones cosmológicas y los sofistas en la construcción y estructura del conocimiento. Pero en Sócrates el foco se halla en la cuestión moral del conocimiento del bien, con lo que transformó la historia de la filosofía griega. La base de sus enseñanzas fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de manera justa.

Las escuelas socráticas: De Platón y Aristóteles a los socráticos posteriores.
Sócrates no fundó una escuela regular de filosofía, pero su influjo fue mayúsculo, comenzando por su joven discípulo Platón, y por los del alumno de éste, Aristóteles, pues a través de ambos, Sócrates, o mejor las teorías socráticas incidieron de forma determinante en los grandes temas de los posteriores movimientos filosóficos.
Otros amigos y discípulos importantes fueron Antístenes, el fundador de la escuela cínica de filosofía, o Aristipo, el iniciador de la filosofía cirenaica de la experiencia y el placer, de la que surgió la filosofía de Epicuro. 
En la época helenística, después de Aristóteles, la filosofía griega llegó al cenit del antropocentrismo iniciado con los sofistas y Sócrates. La crisis de la civilización de las pequeñas polis comportó, empero, una mutación de las motivaciones del pensamiento: los intelectuales se dedicaron a la ciencia pura en Alejandría, Pérgamo o Rodas, o a una filosofía que huía de los problemas de su época. La metafísica de Aristóteles, que respondía a problemas del pasado, no fue refutada, pero sí abandonada, de modo que el Liceo peripatético quedó reducido a un pequeño círculo de especialistas, en contraste con el auge de la Academia platónica y de las otras escuelas socráticas.
Sócrates fue un referente especialmente para los estoicos, desde el filósofo griego Epicteto al filósofo romano Séneca el Viejo y el filósofo Marco Aurelio, uno de los grandes emperadores romanos, para los que Sócrates personificaba el gran ejemplo moral para alcanzar una vida superior.
Las aportaciones de las escuelas de sabiduría del estoicismo, del epicureísmo y el escepticismo produjeron un impacto posterior fortísimo. Coincidían en la búsqueda de una felicidad estable e indefectible, independiente de las circunstancias externas de fortuna o de salud, de la comunidad política y de sus revoluciones.

PLATÓN Y LA ACADEMIA.
PLATÓN.
1: Platón: vida.


Rafael. Platón, fragmento de La Escuela de Atenas.

El filósofo griego Platón (c. 428-c. 347 aC) es uno de los pensadores más creativos e influyentes de la filosofía occidental. Nacido durante los últimos años de la Atenas gobernada por Pericles, es considerado con todo merecimiento el fundador de la Filosofía con mayúsculas. En su pensamiento, plasmado en sus diálogos de bella literatura que evocan famosos mitos, delimitó las cuestiones fundamentales y las categorías esenciales de la filosofía.
Platón nació en el seno de una familia aristocrática en Atenas hacia el 428 aC. Su padre, Aristón, era al parecer, descendiente de los primeros reyes de Atenas. Perictione, su madre, estaba emparentada con el legislador del siglo VI ac Solón. Su padre murió cuando aún era un niño y su madre se volvió a casar con Pirilampes, colaborador del estadista Pericles.
De joven, Platón tuvo ambiciones políticas pero se desilusionó con los gobernantes de Atenas. Más tarde se proclamó discípulo de Sócrates, aceptó su filosofía y su forma dialéctica de debate: la obtención de la verdad mediante preguntas, respuestas y más preguntas. Aunque se trata de un episodio muy discutido, que algunos estudiosos consideran una metáfora literaria sobre el poder, Platón fue testigo de la muerte de Sócrates durante el régimen democrático ateniense en el año 399. Temiendo tal vez por su vida, abandonó Atenas algún tiempo y viajó a Italia, Sicilia y Egipto.


Ruinas de la Academia de Platón, en el jardín de Academos, en un suburbio fuera de Atenas. [http://www.greece-athens.com/place.php?place_id=34]

En el año 387 Platón fundó en Atenas la Academia, institución a menudo considerada como la primera universidad europea. Ofrecía un amplio plan de estudios, que incluía materias como astronomía, biología, matemáticas, teoría política y filosofía. Aristóteles fue su alumno más destacado.
Ante la posibilidad de conjugar la filosofía y la práctica política, Platón viajó a Sicilia en el año 367 para ser tutor del nuevo gobernante de Siracusa Dionisio el Joven. El experimento fracasó. Platón regresó a Siracusa en el año 361, pero una vez más su participación en los acontecimientos sicilianos tuvo poco éxito. Pasó los últimos años de su vida dando conferencias en la Academia y escribiendo. Murió próximo a los 80 años en Atenas en el año 348 o 347.

Platón: La obra escrita. La cronología de los primeros a los últimos diálogosPrimeros diálogosDiálogos intermedios y últimos.
La “cuestión platónica” comprende grandes problemas:
- La autenticidad de los diálogos y las cartas.
- La sucesión temporal de las obras.
- Si hay una evolución en el pensamiento de Platón.
- La atribución a Platón del pensamiento de los personajes de los diálogos, en especial de Sócrates.
- La delimitación de los mitos como descripciones literarias de mitos históricos o como pensamiento platónico.
Los especialistas alemanes del siglo XIX fueron los que abordaron más científicamente el problema, comenzando por Schleiermacher y siguiendo por Wilamowitz, Ritter o Grube, o el británico Cornford. Hay dudas, para la mayoría de autores, sobre la autenticidad de los diálogos Hipias Mayor y Epínomis, por lo que se les señala entre paréntesis.
Ritter, utilizando el método estilométrico, distingue tres periodos y, por tanto, tres grupos fundamentales de obras. Sobre esta división apenas hay dudas en los autores actuales. Pero el orden cronológico dentro de cada grupo es mucho más abierto y discutible, de modo que la mayoría de los autores tienen ideas propias al respecto.

La división de Ritter es:
1) Primer periodo: Hipias MenorLaquesProtágorasCármides, (Hipias Mayor),  EutifrónApologíaCritónGorgiasMenónEutidemoCratiloMenéxenoLisisBanqueteFedón.
2) Segundo periodo: RepúblicaFedroTeetetoParménides.
3) Tercer periodo: SofistaPolíticoTimeoCritiasFileboLeyes, (Epínomis).

Grube, por su parte, establece algunas variaciones (señaladas con *) sobre la lista de Ritter, la cual acepta en su casi totalidad.
1) Primer periodo: Hipias MenorLaquesCármides, (Hipias Mayor), EutifrónApología,  CritónGorgiasProtágoras*, MenónEutidemoCratiloMenéxenoLisisFedónBanquete*.
2) Segundo periodo: RepúblicaFedroParménidesTeeteto*.
3) Tercer periodo: SofistaPolíticoCritiasFileboTimeo*, Leyes, (Epínomis).

Capelle, siguiendo el criterio de Wilamowitz, divide los Diálogos y su obra en cuatro grupos. Wilhelm Capelle considera dudoso el Hipias Mayor y falsos el Epínomis y los demás. De las cartas Wilamowitz y Capelle sólo consideran auténticas las VI, VII (especialmente) y VIII. Pero Capelle incurre en una contradicción al sostener que sólo es auténtica la carta VII [Capelle. Historia de la Filosofía griega. 1954: 203] y en otro lugar que también los son la VI y la VIII [209].
1) Socráticos: IonHipias MenorProtágorasLaquesTrasímacoLisisCármidesEutifrón,  ApologíaCritón.
2) Del periodo de transición: GorgiasMenéxenoCratiloEutidemoMenón.
3) Grandes diálogos constructivos: FedónBanqueteRepúblicaFedro.
4) De la vejez: ParménidesTeetetoSofistaPolíticoTimeoCritiasFilebo, las CartasLeyes.

Cornford distingue tres periodos y es seguido en general por la mayoría de los tratadistas (Campbell, Lutoslawski) de la segunda mitad del siglo XX, así como por Guthrie, quien, no obstante, considera que todavía están abiertas dudas razonables sobre el orden del ParménidesTeetetoTimeo y Crátilo.
1) Primer periodo: ApologíaCritónLaquesLisisCármidesEutifrónHipias Menor, (Hipias Mayor), ProtágorasGorgiasIon. Con dudas sobre el orden del primero.
2) Segundo periodo: MenónFedónRepúblicaBanqueteFedroEutidemoMenéxeno,  Cratilo.
3) Tercer periodo: ParménidesTeetetoSofistaPolíticoTimeoCritiasFileboLeyes.

Platón: La obra. De los primeros a los últimos diálogos.
Los escritos de Platón adoptaban la forma de diálogos, donde se exponían ideas filosóficas, se discutían y se criticaban en el contexto de una conversación o un debate en el que participaban dos o más personas. El primer grupo de escritos de Platón incluye 35 diálogos y 13 cartas. Se ha cuestionado la autenticidad de algunos diálogos y de la mayoría de las cartas.

Primeros diálogos.
Los diálogos se pueden dividir en tres etapas de composición. La primera representa el intento que hizo Platón de comunicar la filosofía y el estilo dialéctico de Sócrates. Algunos de esos diálogos tienen el mismo argumento. Sócrates se encuentra con alguien que dice saber mucho, manifiesta ser ignorante y pide ayuda al que afirma saber. Sin embargo, conforme Sócrates empieza a hacer preguntas, se hace patente que quien se dice sabio realmente no sabe lo que afirma saber y que Sócrates aparece como el más sabio de los dos personajes porque, por lo menos, él sabe que no sabe nada. Ese conocimiento, por supuesto, es el principio de la sabiduría. Dentro de este grupo de diálogos se encuentran Cármides (un intento por definir la templanza), Lisis(una discusión sobre la amistad), Laques (una búsqueda del significado del valor), Protágoras (una defensa de la tesis de que la virtud es conocimiento y que es posible aprenderla), Eutifrón (una consideración sobre la naturaleza de la piedad), y el libro I de La República (una discusión sobre la justicia).

Diálogos intermedios y últimos.
Los diálogos de los periodos intermedio y último de la vida de Platón reflejan su propia evolución filosófica. Las ideas de esas obras se atribuyen al propio Platón, aunque Sócrates sigue siendo el personaje principal en muchos diálogos. Los escritos del periodo intermedio abarcan los de Gorgias (una reflexión sobre distintas cuestiones éticas), Menón(una discusión sobre la naturaleza del conocimiento), Apología (la defensa que hizo Sócrates de sí mismo durante el juicio en el que fue acusado de ateísmo y corrupción de la juventud ateniense), Crátilo (la defensa de Sócrates de la obediencia a las leyes del Estado), Fedro (escena de la muerte de Sócrates, en la que discute sobre la teoría de las ideas, la naturaleza del alma y la cuestión de la inmortalidad), El Banquete(destacada realización dramática de Platón que contiene varios discursos sobre la belleza y el amor) y La República (máxima obra filosófica de Platón, que es una detallada discusión sobre la naturaleza de la justicia).
Entre los trabajos del último periodo se encuentran Teeteto(una negación de que el conocimiento tiene que ser identificado con el sentido de percepción), Parménides (una evaluación crítica de la teoría de las ideas), Sofista (una reflexión posterior sobre las ideas o las formas), Filebo(discusión sobre la relación entre el placer y el bien), Timeo (ideas de Platón sobre las ciencias naturales y la cosmología), y Leyes (un análisis más práctico de las cuestiones políticas y sociales).

3: Platón: la cuestión de la autenticidad del diálogo Hipias mayor.
El diálogo Hipias mayor despierta todavía entre los especialistas muchas dudas sobre su autenticidad. Es posible que fuera una obra de un discípulo suyo, basada en sus enseñanzas, o una obra retocada por otro autor, con apuntes sobre la filosofía anterior, como trasluce en el siguiente índice de citas relevantes:
Anaxágoras: Hipias Mayor 281 c, 283 a
Bías: Hipias Mayor 281 c
Eudico: Hipias Menor 363 d. Hipias Mayor 286 a.
Fidostrato: Hipias Mayor 286 a
Gorgias: Hipias Mayor 282 b
Heráclito: Hipias Mayor 288 e, 289 a
Hipias: Hipias Menor y Mayor.
Homero: Hipias Menor 365 a
Pittaco: Hipias Mayor 281 c
Pródico: Hipias Mayor 282 c
Protágoras: Hipias Mayor 282 d
Tales: Hipias Mayor 281 c

Un resumen de Platón.
La doctrina de Platón (427-347), como resulta lógico en el mejor discípulo de Sócrates, se basa en el dualismo del mundo natural y el ideal. La materia es una copia imperfecta del mundo eterno e inmutable de las ideas, presidido por la idea del bien. En la República planteó su teoría del Estado ideal, a la vez aristocrático y colectivista, regido por filósofos. Escribió el primer corpus de obras escritas, los Diálogos, sobre los temas de la existencia de la verdad, el mundo de las esencias, no accesible por los sentidos sino sólo al entendimiento a través de las ideas, todo ello con un sentido hipercrítico que daba un tono escéptico a su pensamiento, lo que explica que a partir del siglo III aC, con sus discípulos Arcesilao y Carneades, la Academia platónica desembocase en un escepticismo humanista.
Platón comienza su obra con una sencilla pregunta sobre la justicia e incorpora continuamente más y más cuestiones: ética, política, teoría de la educación, teoría del conocimiento y, finalmente, metafísica. De una cuestión muy simple, Platón alcanza a discutir sobre todo el mundo. El impulso especulativo y sintético de Platón opera para comprender el todo, al servicio de la unidad.
En tiempos de Platón y Aristóteles las ciencias empíricas se habían ya separado de este saber profundo, o “filosofía primera”, que trataba del ser de las cosas (las ideas en Platón, las causas últimas en Aristóteles). A la filosofía, por otro lado, le correspondía un doble movimiento: el ir de las cosas prácticas y concretas a lo abstracto y universal (dimensiones metafísica, lógica y crítica) y el de volver de lo abstracto a lo concreto (dimensiones verificativa, ética y cosmológica).

¿Para qué y cómo leer a Platón?
Se dice de nosotros que necesitamos comprender tanto lo comprensible como lo que no lo es. Comprender significa dominar y conquistar el mundo, así que en el fondo es una de las formas de apropiación de un territorio, una guerra para determinar la posesión de un preciado bien. El campo de batalla es la razón y los soldados son los filósofos. Incontables oficiales hacen los honores de la creación en pequeñas escaramuzas, algunas de ellas brillantes en lo táctico. Pero la estrategia se reserva a los superiores, a una escogida élite. Son los generales, los que se pueden contar con los dedos de la mano. El primero en el tiempo sería Sócrates, pero ¡ay! ¡Tan poco nos ha legado el manto cruel del tiempo y la misma naturaleza de su pensar oral! El segundo en el tiempo pero el primero en su revolucionaria actitud es nuestro Platón. Y de su herencia han venido Aristóteles, Descartes, Kant, Wittgenstein... Los prístinos pensadores de las grandes épocas de la Humanidad.
Desde el diálogo (y aquí es cuando nace el paradigma de la razón dialógica, tan en boga en el presente) nace el concepto de la pluralidad de la verdad, la tolerancia hacia la ajena opinión, el respeto a las individualidades que no nos son inmediatas. Sin el diálogo platónico y ¿por qué no decirlo? socrático no se entendería jamás el pensamiento político democrático; de hecho, sin este primigenio referente quizás aquél no existiría.
Se hace a Platón una crítica feroz desde su elitismo educacional, por su rígida separación de la comunidad en castas. Pero ¿dónde está tal rigidez? Aporta nuestro filósofo una percepción revolucionaria de que la educación es el arma indispensable de toda utopía igualitaria. Los hombres no somos distintos por nuestra raza, religión o polis, sino por nuestra educación. Démonos todos el mismo nivel de saber y se establecerá una sana competencia por la que los mejores serán aupados al trono de la ciudad y los menos mejores serán tratados con un principio de equidad y solidaridad. Esa es la verdadera enseñanza de Platón, desvirtuada por los apóstoles de las religiones y de las dictaduras del saber.
Son el Bien y la Belleza los móviles del hombre y en el rey-filósofo tal escala de valores asume la preeminencia.
Un buen método de lectura de las obras de Platón, dada la dispersión de los temas en muchos diálogos es seguir a la vez una edición de los Diálogos y una obra sobre el pensamiento de Platón que lo estructure en temas y haga referencias exactas a los fragmentos correspondientes. Por ejemplo, la edición Platón. Obras completas, de edit. Aguilar (1966) y el libro de G. M. A. Grube, El pensamiento de Platón (1935). Pero, de acuerdo a Guthrie, en Platón no es adecuado separar en temas modernos su pensamiento sintético, en el que todos los temas se interrelacionan estrechamente. Así, de su teoría de las ideas “cuelgan” todas las demás teorías. Platón comienza su obra La República con una sencilla pregunta sobre la justicia e incorpora continuamente más y más cuestiones: ética, política, teoría de la educación, teoría del conocimiento y, finalmente, metafísica. De una cuestión muy simple, Platón alcanza a discutir sobre todo el mundo. Por todo ello, Guthrie, Taylor, Cornford y otros autores prefieren analizar la obra de Platón mediante una lectura ordenada de sus Diálogos. Ambos métodos, en fin, como señala Shorey, tienen inconvenientes, y lo más eficaz es aunar ambos: leer sus obras en orden cronológico, sin renunciar a hacerlo por temas cuando se crea útil.
Asimismo, para un estudio científico, es conveniente leer a los filósofos griegos en su propio idioma, y, afortunadamente, para ello tenemos las ediciones bilingües de la Editora de Estudios Políticos.

Platón: Teoría de las ideas.
En el centro de la filosofía de Platón está su teoría de las formas o de las ideas. En el fondo, su idea del conocimiento, su teoría ética, su psicología, su concepto del Estado y su perspectiva del arte deben ser entendidos desde esta perspectiva.

Platón: Teoría del conocimiento.
La teoría de las ideas de Platón y su teoría del conocimiento están tan interrelacionadas que deben tratarse juntas. Influido por Sócrates, Platón estaba persuadido de que el conocimiento se puede alcanzar. También estaba convencido de dos características esenciales del conocimiento. Primera, el conocimiento debe ser certero e infalible. Segunda, el conocimiento debe tener como objeto lo que es en verdad real en contraste con lo que lo es sólo en apariencia. Ya que para Platón lo que es real tiene que ser fijo, permanente e inmutable, identificó lo real con la esfera ideal de la existencia en oposición al mundo físico del devenir. Una consecuencia de este planteamiento fue el rechazo de Platón del empirismo, la afirmación de que todo conocimiento se deriva de la experiencia. Pensaba que las proposiciones derivadas de la experiencia tienen, a lo sumo, un grado de probabilidad. No son ciertas. Más aun, los objetos de la experiencia son fenómenos cambiantes del mundo físico, por lo tanto los objetos de la experiencia no son objetos propios del conocimiento.
La teoría del conocimiento de Platón se expone en La República, en concreto en su discusión sobre la imagen de la línea divisible y el mito de la caverna. En la primera, Platón distingue entre dos niveles de saber: opinión y conocimiento. Las declaraciones o afirmaciones sobre el mundo físico o visible, incluyendo las observaciones y proposiciones de la ciencia, son sólo opinión. Algunas de estas opiniones están bien fundamentadas y otras no, pero ninguna de ellas cuenta como conocimiento verdadero. El punto más alto del saber es el conocimiento, porque concierne a la razón en vez de a la experiencia. La razón, utilizada de la forma debida, conduce a ideas que son ciertas y los objetos de esas ideas racionales son los universales verdaderos, las formas eternas o sustancias que constituyen el mundo real.
El mito de la caverna describe a personas encadenadas en la parte más profunda de una caverna. Atados de cara a la pared, su visión está limitada y por lo tanto no pueden distinguir a nadie. Lo único que se ve es la pared de la caverna sobre la que se reflejan modelos o estatuas de animales y objetos que pasan delante de una gran hoguera resplandeciente. Uno de los individuos huye y sale a la luz del día. Con la ayuda del sol, esta persona ve por primera vez el mundo real y regresa a la caverna diciendo que las únicas cosas que han visto hasta ese momento son sombras y apariencias y que el mundo real les espera en el exterior si quieren liberarse de sus ataduras. El mundo de sombras de la caverna simboliza para Platón el mundo físico de las apariencias. La escapada al mundo soleado fuera de la caverna simboliza la transición hacia el mundo real, el universo de la existencia plena y perfecta, que es el objeto propio del conocimiento.

Platón: Naturaleza de las ideas.
La teoría de las ideas se puede entender mejor en términos de entidades matemáticas. Un círculo, por ejemplo, se define como una figura plana compuesta por una serie de puntos, todos equidistantes de un mismo lugar. Sin embargo, nadie ha visto en realidad esa figura.
Lo que la gente ha visto son figuras trazadas que resultan aproximaciones más o menos acertadas del círculo ideal. De hecho, cuando los matemáticos definen un círculo, los puntos mencionados no son espaciales, sino lógicos. No ocupan espacio. No obstante, aunque la forma de un círculo no se ha visto nunca —y no se podrá ver jamás— los matemáticos y otros sí saben lo que es. Para Platón, por lo tanto, la forma de círculo existe, pero no en el mundo físico del espacio y del tiempo. Existe como un objeto inmutable en el ámbito de las ideas, que sólo puede ser conocido mediante la razón. Las ideas tienen mayor entidad que los objetos en el mundo físico tanto por su perfección y estabilidad como por el hecho de ser modelos, semejanzas que dan a los objetos físicos comunes lo que tienen de realidad. Las formas circular, cuadrada y triangular son excelentes ejemplos de lo que Platón entiende por idea. Un objeto que existe en el mundo físico puede ser llamado círculo, cuadrado o triángulo porque se parece (“participa de” en palabras de Platón) a la idea de círculo, cuadrado o triángulo.
Platón hizo extensiva su teoría más allá del campo de las matemáticas. En realidad, estaba más interesado en su aplicación en la esfera de la ética social. La teoría era su forma de explicar cómo el mismo término universal puede referirse a muchas cosas o acontecimientos particulares. La palabra justicia, por ejemplo, puede aplicarse a centenares de acciones concretas porque esos actos tienen algo en común, se parecen a, participan de, la idea de justicia. Una persona es humana porque se parece a, o participa de, la idea de humanidad. Si humanidad se define en términos de ser un animal racional, entonces una persona es humana porque es racional. Un acto particular puede considerarse valeroso o cobarde porque participa de esa idea. Un objeto es bonito porque participa de la idea, o forma, de belleza. Por lo tanto, cada cosa en el mundo del espacio y el tiempo es lo que es en virtud de su parecido con su idea universal. La habilidad para definir el término universal es la prueba de que se ha conseguido dominar la idea a la que ese universal hace referencia.
Platón concibió las ideas de manera jerárquica: la idea suprema es la de Dios, que, como el sol en el mito de la caverna, ilumina todas las demás ideas. La idea de Dios representa el paso de Platón en la dirección de un principio último de explicación. En el fondo, la teoría de las ideas está destinada a explicar el camino por el que uno alcanza el conocimiento y también cómo las cosas han llegado a ser lo que son. En lenguaje filosófico, la teoría de las ideas de Platón es tanto una tesis epistemológica (teoría del conocimiento) como una tesis ontológica (teoría del ser).
La República, la mayor obra política de Platón, trata de la cuestión de la justicia y por lo tanto de las preguntas ¿qué es un Estado justo? y ¿quién es un individuo justo?. El Estado ideal, según Platón, se compone de tres clases. La estructura económica del Estado reposa en la clase de los comerciantes. La seguridad, en los militares y el liderazgo político es asumido por los filósofos-reyes. La clase de una persona viene determinada por un proceso educativo que empieza en el nacimiento y continúa hasta que esa persona ha alcanzado el máximo grado de educación compatible con sus intereses y habilidades. Los que completan todo el proceso educacional se convierten en filósofos-reyes. Son aquellos cuyas mentes se han desarrollado tanto que son capaces de entender las ideas y, por lo tanto, toman las decisiones más sabias. En realidad, el sistema educacional ideal de Platón está, ante todo, estructurado para producir filósofos-reyes.
Platón asocia las virtudes tradicionales griegas con la estructura de clase del Estado ideal. La templanza es la única virtud de la clase artesana, el valor es la virtud de la clase militar y la sabiduría caracteriza a los gobernantes. La justicia, la cuarta virtud, caracteriza a la sociedad en su conjunto. El Estado justo es aquel en el que cada clase debe llevar a cabo su propia función sin entrar en las actividades de las demás clases.
Platón aplica al análisis del alma humana un esquema semejante: la racional, la voluntad y los apetitos. Una persona justa es aquella cuyo elemento racional, ayudado por la voluntad, controla los apetitos. Existe una evidente analogía con la estructura del Estado anterior, en la que los filósofos-reyes sabios, ayudados por los soldados, gobiernan el resto de la sociedad.

Platón: Ética.
La teoría ética de Platón descansa en la suposición de que la virtud es conocimiento y que éste puede ser aprendido. Dicha doctrina debe entenderse en el conjunto de su teoría de las ideas. Como ya se ha dicho, la idea última para Platón es la idea de Dios, y el conocimiento de esa idea es la guía en el trance de adoptar una decisión moral. Platón mantenía que conocer a Dios es hacer el bien. La consecuencia de esto es que aquel que se comporta de forma inmoral lo hace desde la ignorancia. Esta conclusión se deriva de la certidumbre de Platón de que una persona virtuosa es realmente feliz y como los individuos siempre desean su propia felicidad, siempre ansían hacer aquello que es moral.

Platón: Arte.
Platón tenía una idea antagónica del arte y del artista aunque aprobara algunos tipos de arte religioso y moralista. Su enfoque tiene que ver una vez más con su teoría de las ideas. Una flor bonita, por ejemplo, es una copia o imitación de las ideas universales de flor y belleza. La flor física es una reproducción de la realidad, es decir, de las ideas. Un cuadro de la flor es, por lo tanto, una reproducción secundaria de la realidad. Esto también significa que el artista es una reproducción de segundo orden del conocimiento y, en realidad, la crítica frecuente de Platón hacia los artistas era que carecían de un conocimiento verdadero de lo que estaban haciendo. La creación artística, observó Platón, parecía tener sus raíces en una inspirada locura.

La influencia de Platón.
La influencia de Platón a través de la historia de la filosofía ha sido inmensa. Su Academia existió hasta el año 529 aC, en que fue cerrada por orden del emperador bizantino Justiniano I, que se oponía a la difusión de sus enseñanzas paganas. El impacto de Platón en el pensamiento judío es obvio en la obra del filósofo alejandrino del siglo I dC Filón de Alejandría. El neoplatonismo, fundado en el siglo III dC por el filósofo Plotino, fue un importante desarrollo posterior de las ideas de Platón. Los teólogos Clemente de Alejandría, Orígenes y san Agustín fueron los primeros exponentes cristianos de una perspectiva platónica. Las ideas platónicas tuvieron un papel crucial en el desarrollo del cristianismo y también en el pensamiento islámico medieval.
Durante el Renacimiento, el primer centro de influencia platónica fue la academia florentina, fundada en el siglo XV cerca de Florencia. Bajo la dirección de Marsilio Ficino, los miembros de la academia estudiaron a Platón en griego antiguo. En Inglaterra, el platonismo fue recuperado en el siglo XVII por Ralph Cudworth y otros que se dieron a conocer como la escuela de Cambridge. La influencia de Platón ha llegado al siglo XX de la mano de pensadores como Alfred North Whitehead, que una vez le rindió tributo al describir la filosofía como una simple “serie de anotaciones de Platón”.

Diálogos y filosofía.
La evolución del pensamiento platónico y la teoría de las ideas.
Sociedad e ideología en los diálogos platónicos.
El mito en el lenguaje.
El mito de la caverna.
Conocimiento e investigación: la teoría de la anámnesis.
La Psyche.
El Eros.
La idea del Bien.
La teoría de la justicia.
La utopía política.
Los filósofos-reyesLa Paideia platónica.
Algunos rasgos de la historia del platonismo. La interpretación de Rella.
Franco Rella plantea como ejemplo de negación de la alteridad la obra de Platón, a pesar de reconocer que los diálogos dan siempre la palabra al otro y que casi nunca concluyen con una verdad definitiva y es que si por un lado Platón reconoce una realidad cambiante, unos sujetos cambiantes (lo que Aristóteles empleará para llamar heraclitiano a Platón), por otro añade que no podemos tener conocimiento de esa realidad que cambia y se mueve. En definitiva, no considera la belleza sino la idea de belleza, como si alguien ama a A, B y C no por sí mismos sino por contener la idea de belleza (con lo que está sacrificando sus particularidades como A, B y C). Es por eso que Platón se enfrenta a los poetas, pues estos alcanzan el saber a través de la pasión (incluso en el sueño, en la experiencia cotidiana, por cualquier sentido físico y en todo momento), en una mezcla que juzga errónea, por ser opuesta a la única vía válida del saber unitario: la dialéctica.
Para Rella toda la filosofía nace de este error de principio y la solución de la búsqueda del concepto unitario se reproduce ante cada crisis de la filosofía.

ARISTÓTELES Y EL LICEO.
El filósofo griego Aristóteles (383-322)Aristóteles: Vida.


Retrato de Aristóteles. Copia romana de un original griego.


Rafael. Retrato de Platón y Aristóteles (a la derecha), en un fragmento de La Escuela de Atenas.

Aristóteles (384-322 aC), filósofo y científico griego que comparte junto a Platón y Sócrates la distinción de ser los filósofos más destacados de la antigüedad.
Aristóteles nació en Estagira (Macedonia), en el 384 aC. Su padre era médico oficial del rey Amintas II de Macedonia y más tarde de Filipo II, y al parecer murió cuando él era todavía un niño. Aristóteles se trasladó a Atenas a los 17 o 18 años para estudiar en la Academia de Platón y permaneció en esta ciudad unos 19 o 20 años, primero como estudiante y más tarde como maestro auxiliar en la Academia.
A la muerte de Platón, acaecida en el año 347 aC, su dicípulo Espeusipo se hizo cargo de la dirección de la Academia y Aristóteles partió a Asso (o Assos), ciudad de Asia Menor en la que gobernaba como tirano por delegación de los persas un amigo suyo y también discípulo de Platón, Hermias, que había creado un círculo platónico en la ciudad. Aristóteles le sirvió de asesor durante dos años, hasta que Hermias decidió traicionar a los persas y apoyar a Filipo II en su pronta invasión de Asia, pero fue capturado y ejecutado por los persas en el 345 aC. Aristóteles se casó entonces con Pitia, la sobrina e hija adoptiva de su amigo, y se refugió en la ciudad de Mitilene, en la cercana isla de Lesbos, invitado por Teofrasto.
En 342 Aristóteles se trasladó a Pella, la capital de Macedonia, donde se convirtió en tutor del hijo menor del rey, Alejandro, el futuro Alejandro III el Magno, quien contaba entonces 13 años. Creó una academia en unos jardines en Mieza, un lugar próximo a la capital, y allí enseñó al príncipe y a un pequeño grupo de amigos de este, que luego serían sus compañeros en la conquista asiática.


Ruinas del ninfeo o jardín de Mieza donde Aristóteles enseñó a Alejandro.


Ruinas del Liceo de Aristóteles en Atenas.

En el año 335 aC, al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y estableció su propia escuela, en un lugar consagrado a las Musas y a Apolo Lycius, de donde vino el nombre de Liceo, en el que reunió un extraordinario grupo de discípulos e inició su más fecundo período de estudios y enseñanza. Debido a que gran parte de las discusiones y debates se desarrollaban mientras maestros y estudiantes paseaban por el Liceo, este centro llegó a ser conocido como “escuela peripatética”.
Finalmente, a raíz de la muerte de Alejandro en el año 323 creció en Atenas un fuerte sentimiento antimacedonio y se acusó a Aristóteles de espía (probablemente haya elementos de verdad en ello), por lo que dejó el Liceo bajo la dirección de Teofrasto y se retiró a una propiedad familiar en Calcis, en la isla de Eubea, donde murió en el 322.

Aristóteles: Resumen de su pensamiento.
De origen macedonio, fue discípulo de Platón, por el que sintió un respeto sincero pero crítico (amicus Plato, sed magis amica veritas), y a su vez maestro de Alejandro Magno, la gran figura histórica de su tiempo. Aristóteles, un erudito de saber universal, es el creador del primer gran sistema filosófico, que aplicó a la mayor parte de los ámbitos del saber, y se contrapuso a las tesis de su maestro, abriendo así las grandes alternativas de la filosofía posterior: racionalismo y empirismo, idealismo y materialismo, trascendencia e inmanencia.
Así, al principio fue un platónico convencido, pero evolucionó hasta formar una escuela nueva, el Liceo. Muchos de los detalles de los sistemas ético, político y metafísico de Aristóteles surgen de argumentos dirigidos contra las afirmaciones y principios de Platón. El corpus aristotélico consiste sobre todo en notas de enseñanza y resúmenes de sus oyentes, recopilados y editados por Andrónico de Rodas en el siglo I aC.
La doctrina de Aristóteles se basa en la distinción entre materia y forma: la materia da realidad a cada ente individual, pero las formas son universales y pueden ser captadas mediante la abstracción, lo que hace posible el conocimiento científico.
Investigó las leyes del pensamiento humano (lógica), pero se limitó a lo universal y abstracto, pues el estudio de lo particular y concreto quedó para él fuera del objeto de la ciencia —en este sentido, continuaba siendo un platónico—. Resolvió el equívoco más importante de la filosofía presocrática al afirmar el carácter análogo del ser.
Para explicar el mundo físico introdujo la teoría de las cuatro causas (formal, material, eficiente y final) y sostuvo que todo individuo está compuesto de materia y de forma (hilomorfismo). Para explicar el cambio elaboró el concepto de potencia. La metafísica aristotélica, concebida como mediación entre el ser y el no-ser, permite, así, afirmar racionalmente la permanencia y el cambio, que los eleatas habían sostenido como mutuamente excluyentes.

Manuel Cruz, en Cuando lo nuevo está en el origen [“El País” (14-II-2015) resume al filósofo:
‹‹Aristóteles [es] un ejemplo insigne de antiescolasticismo, cuando afirma con rotundidad que “el ser se dice de muchas maneras”. En realidad, si la figura aristotélica ha podido resistir tantas interesadas manipulaciones como le ha tocado sufrir ha sido porque la potencia de su pensamiento y el calado de sus propuestas se encuentran en una escala infinitamente superior a la de la mayoría de sus insignificantes críticos. Aristóteles es el creador del primer gran sistema filosófico, que ha determinado en gran medida la marcha de la filosofía y de la ciencia occidentales durante más de dos mil años. Ninguna otra filosofía ha tenido una influencia tan profunda y tan prolongada, hasta el punto que el poeta y filósofo inglés Samuel Taylor Coleridge pudo llegar a afirmar que todos los hombres nacen aristotélicos o platónicos.
Sin embargo, la importancia de Aristóteles como filósofo sistemático no agota el valor de su propuesta. En efecto, cabría decir, para intentar abarcar el máximo de sentido, que la obra aristotélica contiene, además de las aportaciones propiamente científicas, una metafísica, una lógica, una ética, una estética y una filosofía política, pero tal vez incluso esa manera de decir dejaría sin nombrar (o nombraría mal) aquello que probablemente constituya el nervio de su pensamiento, la dimensión práctica, experiencial, de su filosofía. Y es que tanto como le interesó a nuestro filósofo el conocimiento de lo real y la correcta arquitectura categorial del pensamiento en todas sus esferas, le preocupó el devenir de la vida humana, su persistente anhelo de felicidad, su insobornable empeño por construir un ideal de vida buena, su convencimiento de que deberíamos actuar, en lo referente a nuestra existencia, como arqueros que apuntan al blanco, sin desfallecimientos ni distracciones, esto es, siendo capaces de elaborar nuestro propio plan de vida y de atenernos a él. En definitiva, le preocupó todo aquello que todavía hoy nos sigue quitando el sueño.››

Aristóteles: Obras.
Al igual que Platón, en sus primeros años en la Academia, Aristóteles utilizó muy a menudo la forma dialogada de razonamiento aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón, esta modalidad de expresión no fue nunca de su pleno agrado. Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se han perdido por completo. Aristóteles escribió además algunas notas técnicas, como es el caso de un diccionario de términos filosóficos y un resumen de las doctrinas de Pitágoras; de estos apuntes sólo han sobrevivido algunos breves extractos. Lo que sí ha llegado hasta nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que Aristóteles elaboraba para sus cursos, delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los campos del saber y del arte. Los textos en los que descansa la reputación de Aristóteles se basan en gran parte en estas anotaciones que fueron recopiladas y ordenadas por sus editores posteriores.
Entre los textos existen tratados de lógica llamados Organon (“instrumento”), ya que proporcionan los medios con los que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las obras que tratan de las ciencias naturales está la Física, que recoge amplia información sobre astronomía, meteorología, plantas y animales. Sus escritos sobre la naturaleza, alcance y propiedades del ser, que Aristóteles llamó primera filosofía, recibieron el nombre de etafísica en la primera edición publicada de sus obras (c. 60 aC) debido a que en dicha edición aparecían tras la Física. A su hijo Nicómaco dedicaría su obra sobre la ética, llamada Ética a Nicómaco. Otras obras esenciales son Retórica,Poética (que ha llegado a nosotros incompleta) y su Política (también incompleta).

Aristóteles: Metodología.
Quizás debido a la influencia de su padre, que era médico, la filosofía de Aristóteles hacía hincapié sobre todo en la biología, frente a la importancia que Platón concedía a las matemáticas. Para Aristóteles el mundo estaba compuesto por individuos (sustancias) que se presentaban en tipos naturales fijos (especies). Cada individuo cuenta con un patrón innato específico de desarrollo y tiende en su crecimiento hacia la debida autorrealización como ejemplo de su clase. El crecimiento, la finalidad y la dirección son pues aspectos innatos a la naturaleza, y aunque la ciencia estudia los tipos generales, éstos, según Aristóteles, encuentran su existencia en individuos específicos. La ciencia y la filosofía deben, por consiguiente, no limitarse a escoger entre opciones de una u otra naturaleza, sino equilibrar las afirmaciones del empirismo (observación y experiencia sensorial) y el formalismo (deducción racional).
Una de las aportaciones características de la filosofía de Aristóteles fue la nueva noción de causalidad. Los primeros pensadores griegos habían tendido a asumir que sólo un único tipo de causa podía ser explicatoria; Aristóteles propuso cuatro (el término que usa Aristóteles, aition, “factor responsable y explicatorio”, no es sinónimo de causa en el sentido moderno que posee esta palabra).
Estas cuatro causas son: la causa material, la materia de la que está compuesta una cosa; la causa eficiente o motriz, la fuente de movimiento, generación o cambio; la causa formal, que es la especie, el tipo o la clase, y la causa final, el objetivo o pleno desarrollo de un individuo, o la función planeada de una construcción o de un invento. Así pues, un león joven está compuesto de tejidos y órganos, lo que constituiría la causa material; la causa motriz o eficiente serían sus padres, que lo crearon; la causa formal es su especie (león), mientras que la causa final es su impulso innato por convertirse en un ejemplar maduro de su especie. En contextos diferentes, las mismas cuatro causas se aplican de forma análoga. Así, la causa material de una estatua es el mármol en que se ha esculpido, la causa eficiente el escultor, la causa formal la forma que el escultor ha dado a la estatua —Hermes o Afrodita, por ejemplo— y la causa final su función: ser una obra de arte.
En todos los contextos Aristóteles insiste en que algo puede entenderse mejor cuando se expresan sus causas en términos específicos y no en términos generales. Por este motivo se obtiene más información si se conoce que un escultor realizó la estatua que si apenas se sabe que la esculpió un artista y se obtendrá aun más información si se sabe que fue Policleto el que la cinceló que si tan sólo se conoce que fue un escultor no especificado.
Aristóteles creía que su noción de las causas era la clave ideal para organizar el conocimiento. Sus notas de clases son una impresionante prueba de la fuerza de dicho esquema.

Aristóteles: Física o filosofía natural.
En astronomía Aristóteles propone un Universo esférico y finito que tiene a la Tierra como centro. La parte central está compuesta por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. En la Física de Aristóteles cada uno de estos elementos tiene un lugar adecuado, determinado por su peso relativo o “gravedad específica”. Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea recta —la tierra hacia abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le corresponde, en el que se detendrá una vez alcanzado, de lo que resulta que el movimiento terrestre siempre es lineal y siempre acaba por detenerse. Los cielos, sin embargo, se mueven de forma natural e infinita siguiendo un complejo movimiento circular, por lo que deben, conforme con la lógica, estar compuestos por un quinto elemento, que él llama aither, elemento superior que no es susceptible de sufrir cualquier cambio que no sea el de lugar realizado por medio de un movimiento circular. La teoría aristotélica de que el movimiento lineal siempre se lleva a cabo a través de un medio de resistencia es en realidad válida para todos los movimientos terrestres observables. Aristóteles sostiene también que los cuerpos más pesados de una materia específica caen de forma más rápida que aquéllos que son más ligeros cuando sus formas son iguales, concepto equivocado que se aceptó como norma hasta que el físico y astrónomo italiano Galileo llevó a cabo su experimento con pesos arrojados desde la torre inclinada de Pisa.

Aristóteles: Biología.
En zoología Aristóteles propuso un conjunto fijo de tipos naturales (especies), que se reproducen de forma fiel a su clase. Aristóteles pensó que la excepción a esta regla la constituía la aparición “por generación espontánea” de algunas moscas y gusanos “muy inferiores” a partir de fruta en descomposición o estiércol. Los ciclos vitales típicos son epiciclos: se repite el mismo patrón, aunque a través de una sucesión lineal de individuos. Dichos procesos son por lo tanto un paso intermedio entre los círculos inmutables de los cielos y los simples movimientos lineales de los elementos terrestres. Las especies forman una escala que comprende desde lo simple (con gusanos y moscas en el plano inferior) hasta lo complejo (con los seres humanos en el plano más alto), aunque la evolución no es posible.

Aristóteles: Ética.
Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo de las cuestiones humanas, con lo que las “ciencias prácticas”, como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen de la cultura y opciones personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos anhelan la “felicidad”, es decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser alcanzado por muchos caminos.
La Ética a Nicómaco de Aristóteles es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de “virtud” o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el punto intermedio entre el derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres, niños, “bárbaros” (no griegos) o “mecánicos” asalariados (trabajadores manuales), a los que Aristóteles se negaba a conceder el derecho al voto.
Como es obvio en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como por ejemplo los recursos naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo como los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales. Así, aunque aprobaba en aquel tiempo la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no debían abusar de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de Estados griegos como extranjeros. El propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección, obra que estuvo perdida hasta 1890, año en que fue redescubierta. Los historiadores han encontrado gracias a este texto muy valiosos datos para reconstruir algunas fases de la historia ateniense.

Aristóteles: Lógica.
En lógica, Aristóteles desarrolló reglas para establecer un razonamiento encadenado que, si se respetaban, no producirían nunca falsas conclusiones si la reflexión partía de premisas verdaderas (reglas de validez). En el razonamiento los nexos básicos eran los silogismos: proposiciones emparejadas que, en su conjunto, proporcionaban una nueva conclusión. En el ejemplo más famoso, “Todos los humanos son mortales” y “Todos los griegos son humanos”, se llega a la conclusión válida de que “Todos los griegos son mortales”. La ciencia es el resultado de construir sistemas de razonamiento más complejos. En su lógica, Aristóteles distinguía entre la dialéctica y la analítica; para él, la dialéctica sólo comprueba las opiniones por su consistencia lógica. La analítica, por su parte, trabaja de forma deductiva a partir de principios que descansan sobre la experiencia y una observación precisa. Esto supone una ruptura deliberada con la Academia de Platón, escuela donde la dialéctica era el único método lógico válido, y tan eficaz para aplicarse en la ciencia como en la filosofía. 

Aristóteles: Metafísica.
En su Metafísica, Aristóteles abogaba por la existencia de un ser divino, al que se describe como “Primer Motor”, responsable de la unidad y significación de la naturaleza. Dios, en su calidad de ser perfecto, es por consiguiente el ejemplo al que aspiran todos los seres del mundo, ya que desean participar de la perfección. Existen además otros motores, como son los motores inteligentes de los planetas y las estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos era de “55 o 47”). No obstante, el “Primer Motor” o Dios, tal y como lo describe Aristóteles, no corresponde a finalidades religiosas, como han observado numerosos filósofos y teólogos posteriores. Al “Primer Motor”, por ejemplo, no le interesa lo que sucede en el mundo ni tampoco es su creador. Aristóteles limitó su teología, sin embargo, a lo que él creía que la ciencia necesita y puede establecer.

Aristóteles: La influencia de su pensamiento.
Tras la caída del Imperio romano las obras de Aristóteles se perdieron en Occidente. Durante el siglo IX, los estudiosos árabes introdujeron a Aristóteles, traducido al árabe, en el islam. De estos estudiosos árabes que examinaron y comentaron la obra aristotélica, el más famoso fue Averroes, filósofo hispanoárabe del siglo XII. En el siglo XIII el Occidente latino renovó su interés por la obra de Aristóteles y santo Tomás de Aquino halló en ella una base filosófica para orientar el pensamiento cristiano, aunque su interpretación de Aristóteles fuera cuestionada en un principio por las instancias eclesiásticas. En las primeras fases de este redescubrimiento, la filosofía de Aristóteles fue tomada con cierto recelo, en gran parte debido a la creencia de que sus enseñanzas conducían a una visión materialista del mundo. Sin embargo, la obra de santo Tomás acabaría siendo aceptada, continuando más tarde la filosofía del escolasticismo la tradición filosófica fundamentada en la adaptación que santo Tomás hacía del pensamiento aristotélico.
La influencia de la filosofía de Aristóteles ha sido general, contribuyendo incluso a determinar el lenguaje moderno y el denominado sentido común, y su concepto del “Primer Motor” como causa final ha tenido un importante papel dentro de la teología. Antes del siglo XX decir lógica significaba en exclusiva hacer referencia a la lógica aristotélica. Hasta el renacimiento, e incluso después, tanto poetas como astrónomos ensalzaron el concepto aristotélico del Universo. El estudio de la zoología estuvo basado en la obra de Aristóteles hasta que, en el siglo XIX, el científico británico Charles Darwin cuestionó la doctrina de la inmutabilidad de las especies. En el siglo XX se ha producido una nueva apreciación del método aristotélico y de su relevancia para la educación, el análisis de las acciones humanas, la crítica literaria y el análisis político.
No sólo la disciplina de la zoología, sino el mundo del saber en general, parece justificar el comentario realizado por Darwin, quien llegó a afirmar que los héroes intelectuales de su época “eran simples colegiales al lado del viejo Aristóteles”.

Presupuestos para la interpretación de Aristóteles.
Lenguaje y Ser.
Las categorías y los recursos formales del pensamiento.
El Organon y el descubrimiento de la lógica.
Las interpretaciones modernas de la lógica de Aristóteles.
La idea de la Physis.

Aristóteles apuntaba que el primer motor de la naturaleza es lo inefable, esto es Dios.

El tratado Sobre el alma.

El conocimiento.
El puesto del hombre en el Cosmos.
La «ciencia buscada».
La significación del ser.
Sustancia y accidente.
Las “éticas” de Aristóteles.
El fin de la vida humana.

La areté.

Amor y amistad.
Poética y Retórica.
La política de Aristóteles.

Aristóteles afirma que la política es un arte fundamentado en tres características del ciudadano: la areté (la virtud individual), la sophrosine (la prudencia o templanza) y la philia (la amistad basada en el respeto al otro), Si faltan una o varias, entonces la política falla.

Justicia y regímenes políticos.

La democracia es la forma de gobierno basada en el poder del pueblo, pero Aristóteles apunta que se sustenta en el cumplimiento de la ley acordada por el pueblo, sin que este pueda incumplirla, porque entonces cae en la demagogia, en la que el poder es de los demagogos que manipulan al pueblo.

El Aristóteles perdido.
La escuela de Aristóteles.
La historia de las interpretaciones de Aristóteles.

Lledó: La interpretación política de Aristóteles (con Platón en el trasfondo).
Lledó: la interpretación política de Aristóteles (con Platón en el trasfondo).
Emilio Lledó. Conferencia en Palma de Mallorca, UIB: Filosofía y felicidad. Una lectura política de  Aristóteles. Conferencia en Sa Nostra de Palma de Mallorca (22-V-1997), sobre Aristóteles y la política, con múltiples referencias a Platón.
Presentación de Lledó.
Emilio Lledó como conferenciante domina el escenario y el debate, segura en sus convicciones y el respeto por la dignidad de los que le escuchan aunque piensen de modo distinto. Humilde, fue profesor de Instituto antes que universitario y comenta que incluso un maestro de escuela puede ser un filósofo. Su idea es no ser un elitista sino un hombre comprometido con el mundo presente y pone el ejemplo de Hegel, que decía que estaba cansado de que le hablaran del bien y la felicidad, ya que lo que él quería era saber cómo se lograban esos bienes y virtudes, en lo que seguía a Aristóteles, que dijo que estaba muy bien el conocimiento del bien, pero que lo que él quería era que fuéramos buenos.
¿Cómo ser buenos? Un buen consejo es amar a los clásicos griegos (pues los egipcios, mesopotámicos, hindúes, chinos, etc., no tenían el juego intelectual griego, tan racional) y experimentar, como Montaigne, un continuo diálogo con ellos, que aporta felicidad sea cual sea el tiempo en el que los leemos, pues la modernidad de los clásicos es enorme: la Repúblicade Platón sigue siendo un monumental libro sobre la política actual.
Lledó afirma que la filosofía es más importante que nunca, en razón a los medios que ahora poseemos, pese a que nunca el hombre ha sido tan silencioso, pues aunque hay muchos canales hay, empero, muy poca comunicación. Y relaciona los clásicos griegos con Kant, en su libro La memoria de la ética.
Aconseja volver a la lectura original, ingenua, de los textos, sin lecturas intermedias, que pueden contaminar nuestras apreciaciones, y argumenta que el dominio de la lengua original es esencial para comprender íntegramente una cultura y sobre todo para investigar, como razona Carlos Thibaut en Cabe Aristóteles. Pero si no se posee tal conocimiento idiomático por lo menos hay que leer en buenas ediciones de traducciones y monografías, para enriquecer nuestra lectura original. Refiere Lledó que estudió con Gadamer en Heidelberg, de 1952 a1962, cuando este escribía y explicaba Verdad y Método (1960), y resume que la hermenéutica es una relación más inmediata de lo clásico, con un conocimiento científico del mundo, desde la lengua misma a los más recónditos problemas. Hay que recuperar el placer del texto, como dice Roland Barthes, pues los textos son expresión de la vida y nos enriquecen siempre.
Debemos formarnos como autores (productores de pensamientos) y receptores (serenos y plásticos, para asimilar los mensajes clásicos), en diálogo con los clásicos, a través de sus obras. Lo clásico permanece, es siempre moderno, mientras que algunos textos actuales son arcaicos, ya no tienen “duración”, al sucumbir a la lectura y no resistirla.
Y destaca que Platón y Aristóteles son los primeros que constituyen una tradición cultural homogénea: vienen del abismo del silencio, junto a Homero o Esquilo. Hay que mostrar la modernidad de sus ideas sin caer en la trivialización, a veces inevitable por la premura del tiempo.
Ulises opta por la muerte en vez de vivir eternamente con Calipso. ¿Por qué elige la vida terrena y la muerte final?

Lledó: El pensamiento político de Aristóteles.
Lledó afronta la relación filosofía-política, sobre todo en fragmentos de la Ética de Nicomaco de Aristóteles, nuevamente de moda. McIntyre, Taylor, Martha Nussbaum (profesora de lenguas clásicas en la universidad de Brown), Ritter (un hombre que tuvo veleidades nazis y que hizo la gran enciclopedia histórica filosófica) y Spellmann, son neoaristotélicos actuales que recuperan la ética aristotélica como fuente del pensar para el mundo presente.
Aristóteles no escribía tratados, sino que hablaba y tomaba notas, aunque otros completaban las notas en sus clases. Algunas de sus notas se engarzaban posteriormente en libros, cuyos títulos pueden llevarnos a engaño: Metafísica, Lógica y Ética son términos que apenas surgen en la obra de Aristóteles. La ética sólo sale como término dos veces, la “metafísica” surgió siglos después para describir un conjunto de obras, y la lógica se conocía como analítica.
Aristóteles dice: “Mírate a ti mismo” y reflexiona sobre la amistad. El amigo es un segundo yo, un alter ego, “deuteros ego”, en la Magna Moralia. El amigo nos enriquece. Otros amigos son también la historia, la literatura. La soledad no enriquece, con su solipsismo. La experiencia ajena es la mayor fuente de conocimiento. Nos señala caminos de saber, nos orienta, nos completa con el trozo de símbolo perdido. La lectura, la participación en la vida política y social, la amistad, nos hacen mejores, nos hacen más humanos, cerrando nuestra fractura. Ese darse es también un acto de amor a sí mismo.
La palabra elección marca la diferencia entre el mundo de la naturaleza y el mundo social (político, cultural). Sólo si hay posibilidad de elegir, de optar, hay autonomía del hombre.
En el breve texto Sobre la interpretación (que trata sobre la hermeneútica). «Hay en la voz símbolos de los padecimientos (de las pasiones) del alma». La voz expresa las pasiones del alma. Los vericuetos del alma se reconocen en la voz. Deberíamos ser una lengua creadora, “matriz”, una voz semántica. Lledó no cree que una imagen valga más que mil palabras. La palabra es mántica, sagrada, nos abre el conocimiento. Y razona unos conceptos.  “Simbola”: la voz es un “simbolon”. Simbalein: ir juntos, acompañar, lanzar, explicar, un trozo de madera que se daba a un viajero como prueba de amistad y reconocimiento (como un certificado que servía para presentarlo a los amigos lejanos y que estos le trataran con amistad)...
Platón pone en boca de Aristófanes un discurso sobre el amor, que sirve para razonar que cada uno de nosotros es un símbolo de hombre. La palabra es un inacabado inacabamiento, así como el hombre es de una insociable sociabilidad. El hombre se completa en un viaje eterno e inacabable.
A continuación Lledó introduce la frase “Conócete a ti mismo”, que se refiere a que el hombre es una realidad digna de conocerse. Lledó se refiere que en el Banquete de Platón, se usa el término “contraseña” para referirse al cuerpo humano como símbolo de algo, siendo símbolo y contraseña unos sinónimos.
Platón, en el Alcibiades I (130a y ss.) trata sobre el sujeto trascendental. Hay muchas citas de los clásicos en que unen su pensamiento con su ser. Sócrates no habla con un rostro, sino con el alma de Alcibiades. “Persona” es la máscara de los actores griegos. Si el alma quiere reconocerse a sí misma tiene que mirar otra alma. Aunque hay también un discurso de pesimismo, de imposibilidad de encontrar ese espejo perfecto, la tragedia de no encontrar el amor verdadero, el deseo de unión total con el otro que no se da, pues el otro se resiste a perder su alteridad, su autonomía, contraria a nuestra pretensión de posesión total. Hay una melancolía aristotélica, pero también dice que sólo por respirar merece la pena vivir, y más aun por la posibilidad de entender, comprender.
Reflexiona sobre Platón como pre-fascista, en la línea de Popper. Lledó está en contra de la tesis de Popper, que explica en La miseria del historicismo, que es un libro absurdo, sin conocimiento sobre la filosofía antigua, con prejuicios y odios poco racionales, como su acusación de que Platón es el gran enemigo de la democracia. La sociedad abiertaes un libro en parte falso. Platón era un aristócrata, un esclavista, pero nos enseñó a pensar. Popper tiene aportaciones significativas a la teoría de la ciencia, pero no es un filósofo y sus afirmaciones son casi “insultos”, sin base científica. Platón tiene más de cien personajes, que dicen lo que quieren decir, con total libertad. Es antidogmático. Uno le pregunta qué es la belleza, y le responde “Mañana te lo digo”. Un mañana que dura 24 siglos. No hay dogmas en su obra.
Lledó razona unos conceptos. Dinoia: pensamiento reflexivo. Dialogos: pensamiento con otro.
Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son”. De ello surge la tesis del hombre-ordo(medida), el hombre-metron. Lo más importante es educar entendedores, hombres que participan, que deliberan. Esa es la felicidad aristotélica.
Lledó ofrece nuevos conceptos. Eudaimonía: azar, bien vivir, felicidad. Daimon: destino. Eu: bien. Zoon: ser animal. La polis es el único espacio posible para el bien del hombre. Tenemos que construir una fluencia de actos, de instinto de irnos hacia el bien. Es la areté, la virtud, una excelencia que se realiza, se perfecciona, mediante muchas elecciones de hacer el bien. Exige una inteligencia práctica, una fronesis, la prudencia, la virtud intelectual. Metabole: cosas que están en cambio, en transformación.
Dice Aristóteles que: «Muchas veces el hombre escogería no vivir, que vivir», es un texto de la famosa melancolía aristotélica, la melankhole. Es una prueba de sus variaciones de estado de ánimo.
El hombre tiene que ser feliz en la polis, pero a menudo resulta imposible. Hay que proyectar el bien sobre los demás.
Platón y Aristóteles discurren sobre la dificultad de aunar la felicidad propia con la de los demás. El político ha de ser feliz haciendo felices a los demás, ha de diluir su destino en el destino de los demás. Platón, en la voz de Trasímaco, en la República, afirma que ser justo es un mal negocio, que el justo es infeliz. En el Gorgias, Calicles insiste en que la justicia no es conveniente para la felicidad individual. El egoísmo ha de convertirse en amor a sí mismo (filoautia), en construir un yo propio que podamos amar.
El filósofo-rey es una utopía: el hombre que se entrega a la felicidad de los demás desde la asunción de su propio yo. Ha creado dos hábitos intelectuales abstractos, dos principios: la dignidad y el respeto de los individuos.
La amistad, la filia, en la Etica de Nicomaco, libros 8 y 9. La amistad se liga a la utilidad. Nace con la reflexión sobre la ayuda y amistad que nace entre los hoplitas que luchan juntos, escudo con escudo.

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